Palabras que no se dicen, heridas que no se ven
Así es el alma de " El libro de las hermanas", lo último de Amélie Nothomb, que no me ha desagradado. Como bonus, dejo la receta de un plato que en mi familia comemos todas las noches de Viernes Santo
Quizás me cueste aceptar que la Amélie Nothomb de los primeros libros nunca volverá, o quizás sí que sigue estando ahí, pero ya no me hace el mismo efecto. El recuerdo de aquellas primeras lecturas sigue latente, aunque hayan pasado muchos años.
Siempre recomiendo empezar a leer a la autora por títulos como Cosmética del enemigo, Higiene del asesino o la más conocida Estupor y temblores. Si esas te gustan, entonces puedes seguir explorando. La ventaja es que todas las novelas de la autora belga, nacida en Japón, son breves y es fácil abarcar buena parte de su obra.
Os decía que me cuesta aceptar que sus novelas más recientes no tienen esa misma intensidad, pero tengo que reconocer que El libro de las hermanas no me ha desagradado.
Sí, la historia es tan directa que me habría gustado detenerme en algunas cosas más, pero esa es su forma de contar, y no va a cambiar ahora.
Es una novela por momentos cruda, con imágenes que impactan, donde se aborda lo complicado de las relaciones familiares y la fuerza del amor fraterno, y no solo entre hermanas.
Una novela donde se da mucha importancia a las palabras no dichas, que resuenan más de lo que parece y que, muchas veces, causan más dolor que las que sí se pronuncian.
Hay momentos en los que la actitud egoísta de los padres descoloca. No entiendo por qué tienen hijos si luego apenas los atienden. Esa dejadez marca a los niños, como no puede ser de otra forma. Da mucha rabia que las cosas sean así, y por desgracia, sabemos que pasa más de lo que nos gustaría. Y claro, luego vienen las consecuencias: los hijos no tienen la culpa, pero muchas veces terminan siendo los ejecutores de la desgraciada forma de educar que han recibido.
El final, aunque llega un poco de golpe, creo que es acertado con lo contado, y cierra el círculo que se abre al principio de la narración.
Si lo vas leer, ya me contarás. Estaré encantado de leer tu comentarios o tu correos. ¿Y por cierto? ¿Has leído algo de la autora? Cuéntame qué tal la experiencia si ha sido así.
BONUS DE SEMANA SANTA
Con este correo lo envío en Viernes Santo, y no es que sea yo muy devoto, pero una noche como la de hoy, guardo una tradición familiar que me recuerda a mi madre. Es un plato que solo comemos esta noche.
No sé si lo conocerás. Nosotros lo llamamos Pipirrana. Os dejo la receta por si os animáis a probarlo. Se puede comer todo el año, aunque como digo, nosotros solo lo hacemos esta noche.
¿Lo conocías? ¿La has comido? ¿Quizás también en Viernes Santo? ¿Tienes una variante del plato? Ya sabes, házmelo saber en los comentarios o contestando a este correo, me encantará hablar contigo.