Si hace tiempo que me sigues, sabrás que soy un amante de los relatos. Los consumo y los escribo, aunque hace tiempo que no me pongo con uno nuevo. Pero eso quiero solucionarlo en breve. Ya te contaré.
Además de leerlos y escribirlos, también ayudé a publicar varias antologías de relatos de las que estoy muy orgulloso, pues varios de los autores que en ellas aparecen publicaban por primera vez conmigo.
Spoiler: a algunos les ha ido bastante bien en esto de las letras. Me siento orgulloso de haber sido el primero en confiar en ellos.
Ah, si tienes curiosidad por saber de qué antologías te hablo, tres fueron negrocriminales, y las tienes recogidas en un solo volumen para disfrutar sin parar.
Pero hoy quería hablarte de un relato que me encontré el otro día por casualidad, revolviendo en Amazon para mi lista de novedades negrocriminales que luego comparto contigo en mi Boletín Negrocriminal.
Te dejo una frase del relato y la portada:
«Hay un hombre de pie frente a mí, inmóvil como una estatua mal esculpida. Hay un universo que contuvo el aliento».
Antes del último disparo ha sido publicado por Julio Vidal, del que solo podemos saber que:
«Julio Vidal es un escritor que existe más allá de su no-obra y más allá de su no-nombre».
Me da que es un seudónimo, pero ya sabes que lo importante no es el nombre ni quién se esconde tras él. Lo importante es el contenido, y te puedo decir que el relato está muy bien. De otra forma, no te hablaría de él.
En España no es muy común que se publiquen relatos sueltos. Sí, existen algunas publicaciones que recopilan, pero por desgracia cada vez son menos, debido a la falta de cultura del relato. En los países anglosajones, en cambio, sí es habitual que un autor publique un relato como Antes del último disparo y, al cabo de un par de semanas o un mes, publique otro, sin necesidad de reunirlos en una antología. Les gusta leer relatos. Tienen una cultura del relato.
«Quizá morir es como cerrar un libro que ya no se puede alargar».
Son 22 páginas en digital. También está disponible en papel. Creo que está muy bien calibrado: las palabras justas para hacernos vivir el momento antes del último disparo.
No puedo contar mucho más para no hacer spoiler, pero sí puedo decirte que su prosa destila poesía, que se nota que es un escritor leído y que le gustan las paradojas.
«Si vivir dependiera solo de merecerlo, no estoy seguro de estar calificado».
Me ha gustado mucho cómo ha jugado con una de ellas, paradoja, y cómo la ha hecho suya, del relato, de la acción, de ese momento. Y además, en medio de ese segundo suspendido, podemos entrever sus miedos y el porqué de la situación que está viviendo.
En definitiva, un relato con inicio, nudo y desenlace muy bien trenzado.
Ahora solo falta que sientas la curiosidad de descubrir qué se esconde Antes del último disparo.